sábado, 3 de junio de 2017

El miedo ante el final de The Leftovers

Como bien todos sabemos a estas alturas, The Leftovers cierra esta noche su andadura tras cuatro años y tres temporadas en su haber. Son muchos los sentimientos que se pasan por nuestras cabezas en estos momentos y más tras esta última temporada que nos ha dejado algo preocupados de cara al final.

The Leftovers nos contaba la historia de un mundo como el nuestro en el que un día cualquiera, de repente y sin avisar, desaparece el 2% de la humanidad. Quienes desaparecen no tienen, en principio, nada en común. Es gente aleatoria. Lo mismo ha desaparecido tu prima segunda como tu marido y tus hijos. Al contrario que nuestro compañero Andrés (su crítica al respecto aquí) creemos que el peso fundamental de la serie se lo lleva la primera temporada. Entonces nos explicaban el funcionamiento de la serie, la gente estaba perdida, no sabían que había pasado para que tantas personas desaparecieran pero desde luego era algo sobrenatural y eso te hace plantearte muchas cuestiones. ¿Ha sido un dios? ¿Por qué? ¿Por qué él/ella sí y yo no? ¿A dónde han ido? ¿Han ido al mismo lugar que los muertos? ¿Volverán? Todas estas preguntas se les pasan por la cabeza tanto a los personajes de la serie como al espectador y ni uno ni otro van a saber jamás las respuestas. Eso lo tuvimos claro desde un principio y tiene mucho sentido.


Como decíamos, la temporada uno se lleva el peso porque narra de una manera magistral la forma de asumir o tratar de entender la pérdida por parte de los personajes, divididos entre los que quieren pasar página y lo que no quieren olvidar. Tiene escenas que dejan el corazón helado, como aquel “maniqui challenge” que nos dejó la boca abierta en una mezcla brutal entre las ganas de llorar y la rabia más absoluta, gracias en gran parte a la actuación de Carrie Coon que protagoniza una de las escenas más espectaculares de los últimos años en televisión.  La segunda temporada ahonda, de una manera muy lograda, en los aspectos más fantásticos de la serie. Recordemos que nuestro protagonista, Kevin, (un Justin Theroux que ha creado un personaje único e irrepetible) sufre sonambulismo y unas alucinaciones que nos descolocan continuamente. Es ahí donde esperamos algún tipo de respuesta. ¿Quién es Kevin? ¿Por qué a él le pasan ciertas cosas? ¿Qué significado le damos a sus visiones?

Por supuesto muchas de estas preguntas tienen como respuesta la interpretación personal de cada espectador con un alto contenido de referencias en la Biblia y eso está muy bien, hace pensar, tampoco queremos todo mascadito. Pero recordemos, una vez más,  que uno de los creadores de la serie es Damon Lindelof quien lo fuera también de Lost / Perdidos y uno de sus principales guionistas. Podemos encontrar muchas similitudes entre ambas series en cuanto a contenido pero nuestro miedo es que se repitan los errores de la serie de la isla.

Perdidos nos hizo disfrutar muchísimo pero llegó un punto en el que abrió tantos interrogantes que ya fue imposible cerrarlos con coherencia. Y ese el miedo que tenemos ahora, sobre todo tras una tercera temporada que da la sensación que se les está yendo un poco de las manos. Nosotros la disfrutamos pero siempre esperando una respuesta final que muy posiblemente no llegue. En unas horas lo sabremos pero tras las recientes declaraciones de Lindelof tememos que nos quieran entregar la interpretación personal como un regalo porque hayan llegado a un nivel de locura que no haya forma de cerrar la serie sin cargársela. ¿Hasta dónde tenemos que poner el límite como espectadores a la hora de aceptar las locuras argumentales de los guionistas? ¿Aceptaremos como genialidad cualquier cosa que nos pongan delante siempre que esté bien escrita e interpretada?


Por supuesto que en la vida hay cosas de las que no podemos saber la respuesta pero otras sí que las tienen y si no querían dárnoslas, tal vez, no deberían haber entrado tan de lleno en ellas. Acaso, gracias a tantas comparativas, ¿intentan decirnos que The Leftovers es como una religión en la que hay que tener fe y dejarse llevar? ¿Es Kevin Garvey nuestro profeta?

martes, 14 de marzo de 2017

TABOO Primera Temporada

BBC One, 2017
Creada por Edward y Tom Hardy, y Steven Knight
Nota: 4

Cuando me enteré de que se estaba preparando esta serie y de quienes estaban detrás reconozco que puse mis expectativas muy altas. Tom Hardy, un actor que tan cuidadosamente ha ido eligiendo sus papeles en su corta trayectoria y que ha demostrado su valía de forma exponencial, llegando a estar nominado al Óscar como mejor secundario por The Revenant, entendemos que si da el salto a producir e interpretar un papel protagonista en una serie es a sabiendas de que se trata de un papel irrepetible y que tiene detrás un guión potente. Sin embargo nos encontramos ante una serie vacía de argumentos, con una trama sencilla que se podría contar perfectamente en tres episodios pero que está alargada a ocho en los que una tercera parte del tiempo vemos a Hardy gruñir.

Da la sensación de que el actor quería ir andando con aires desafiantes por las calles de Londres y ganar en respeto a Thomas Shelby. Es por ello que la serie está escrita por el propio creador de Peaky Blinders, Steven Knight, amigo íntimo de Hardy, que escribió el guión a raíz de una historia del propio Tom y su padre Edward. Y es que la serie no nos transmite mucho más. 1814, James Delaney ha regresado a Inglaterra después de varios años en África, tras el fallecimiento de su padre. Supone una pequeña revolución en Londres ya que todos lo daban por muerto y el testamento de su padre recoge que James es heredero de un territorio de la América india, vital para el comercio de occidente con oriente y punto estratégico en la guerra entre los Estados Unidos y Reino Unido.

Esta primera temporada (recordemos que ya ha sido renovada por una segunda) se centra, casi exclusivamente, en los intentos de la Compañía Británica de las Indias Orientales de conseguir este territorio tanto de forma legal como ilegal. Nos encontramos ante un drama que trata de jugar a la política sin mucho acierto, ya que nuestro protagonista siempre tiene un as bajo la manga para salir airoso de todas las situaciones, de esta manera los intentos de la citada Compañía acaban pareciendo una sucesión de caras de sorpresa y andares rápidos más típicos de una comedia.


Por la serie desfilan actores y actrices de gran calibre como son Stephen Graham (Al Capone en Boardwalk Empire), Michael Kelly (Doug Stamper en House of Cards) o Jonathan Pryce (el gorrión supremo en Game of Thrones), todos ellos curtidos en televisión y que sorprenden aventurándose en un proyecto de estas características con un guión tan pobre. Por allí también se pasa Oona Chaplin, que si bien ya nos cuesta verla como una buena actriz, tiene el papel con menos sentido de cuantos recordamos en mucho tiempo. Una trama incómoda paralela que no aporta nada a la historia, como tantos otras que ocurren en esta serie.

La verdad que no entendemos la buena acogida que ha tenido en Reino Unido, que le ha llevado a la BBC a renovarla (se habla de finalizarla en una tercera temporada), ya que desde el principio se intuye que gran parte de los acontecimientos son de relleno. Suponemos que se debe a los grandes intérpretes que posee y sobre todo a Tom Hardy, que a día de hoy es capaz de cualquier cosa.

lunes, 6 de marzo de 2017

#ElCineQueHemosVistoEnMarzo


Calle Cloverfield 10
EE.UU. 2016
Escrita por Damien Chazelle, J. Campbell y M. Stuecken.
Dirigida por Dan Trachtenberg
Nota: 6’5
La premisa de la película es interesante; Michelle (Mary Elizabeth Winstead) viaja por carretera y en un despiste tiene un accidente. Cuando despierta se encuentra en un búnker subterráneo dirigido por Howard (un magnífico John Goodman), un fanático de las guerras nucleares y de los extraterrestres. Allí también se encuentra Emmett, un conocido de Howard que respalda su hipótesis de que en el mundo exterior ha empezado una guerra radioactiva que ha contaminado el aire. La cinta funciona muy bien en su primera parte, logra momentos de tensión muy dignos en los enfrentamientos entre los protagonistas, que nos hacen pasar verdaderos malos momentos. Nos hace preguntarnos continuamente si existe esta guerra o Michelle ha sido secuestrada, como ella sospecha. Dudamos en todo momento por las averiguaciones que se van haciendo en el transcurso, siempre aguardando un giro final inesperado. Y éste ocurre pero es demasiado rebuscado para nuestro gusto y para la línea que llevaba la película y es por ello que sentimos que pierde parte del atractivo en los quince minutos finales. Eso sí, quien busque un producto original lo va a encontrar.



Nueve reinas
Argentina, 2000.
Escrita y dirigida por Fabián Belinsky
Nota: 8
La cinta trata sobre como Marcos, un estafador veterano, propone a un compañero más joven conseguir un timo millonario en un solo día; el trabajo ingenioso de estos, los fallos y contratiempos en el plan, y las dudas que sobrevuelan la cabeza de Juan sobre la veracidad de las intenciones de Marcos son el eje sobre el que se desarrolla esta inteligente película. Lo que ocurre con las películas con este argumento es que uno sabe que el engaño al espectador va a llegar por cualquier lado, en cualquier momento, y es por ello que duda en cada una de las acciones y situaciones que ahí ocurren. La grandeza del final reside en que no te esperas ese desenlace, que tal vez haya resultado ser una artimaña fácil para el guionista en cuestión (y director en este caso), pero como espectador no has sabido ver venir y eso es de agradecer.  Como extra tenemos la forma de disfrutar de buen cine y del gran actor que es Ricardo Darín.


Que Dios nos perdone
España, 2016
Escrita por Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen
Dirigida por Rodrigo Sorogoyen
Nota: 8
Madrid, 2011. La crisis es el pan de cada día y el Papa está preparando su viaje a España. Estos datos simplemente sirven para ponernos en un contexto. Dos inspectores, muy diferentes entre sí, son los encargados de resolver el caso de un robo con asesinato a una anciana en la capital, que puede ser algo más de lo que parece. Las investigaciones nos llevan a conocer a nuestros protagonistas, en una labor magistral de interpretación por parte de Roberto Álamo y de nuestro querido Antonio de la Torre. El primero con un problema de control de la ira, el segundo con un problema de tartamudeo que le ha llevado a arrastrar algún que otro trauma, son los ejes fundamentales de la película. El guión puede parecernos típico a primera vista, con la caza al asesino o los problemas con los superiores, pero acaba resultando tan bruto en los acontecimientos que nos deja enganchados a la pantalla deseando llegar al desenlace. 




jueves, 2 de marzo de 2017

THE AFFAIR Tercera Temporada



Showtime, 2016
Creada por Hagai Levi

Nota: 3


Cuando The Affair entró en nuestro mundo seriéfilo, puso todo patas arriba. Una serie que apostaba por los distintos puntos de vista, con una aventura entre dos personas totalmente distintas pero que se encuentran perdidas en el mundo. Los sentimientos, la soledad y el deseo impregnaban cada capítulo de la serie, donde esa revolución narrativa nos hacía disfrutar cada semana.

Dos temporadas de gran nivel, con un final que nos hizo levantarnos del sofá, y apostar por una tercera que se centrara en lo acontecido en el capítulo final de la anterior, en cómo se desenvolvería la entrada de Noah a la cárcel, cómo sería el sentimiento de culpabilibadad tanto de Helen como de Alison y sí éste le llevaría a contar la verdad a terceras personas que hicieran que todo se tambaleara.

Sin embargo, la tercera temporada no ha podido ser más aburrida y absurda. Lejos quedaron las tramas llenas de deseo sexual, desconfianza y locura que The Affair aportaba a la television. Ha sido una temporada que sabíamos desde el segundo capítulo lo que iba a pasar, y no nos gustaba, pero ya con el penúltimo lo reafirmamos. ¿Qué han hecho con la serie? ¿Por qué nos han querido meter una historia sin sentido sobre Noah que a nadie interesa? ¿Por qué incluir un quinto punto de vista que poco o nada aporta a la historia?


No hay nada que destacar de este año, porque se ha hecho monótono, sin gracia. No nos ha proporcionado ningún tipo de empatía, ni sentimiento por Noah. ¿Por qué intentar cambiar nuestro punto de vista sobre un personaje que no gusta como Noah? No hemos de amar a cada personaje que salga en una serie, ahí reside la gracia, que alguien te atraiga y sin embargo quieras todos los males para él. Entonces, ¿por qué meternos con calzador sus traumas infantiles? ¿Qué ha aportado eso? ¿A alguien le ha gustado?

Hay demasiados interrogantes sin respuestas, pero lo que está claro es que esa calidad que la hacía una gran serie se ha perdido entre tramas mediocres y con poco sentido. A estas alturas tenemos claro que la serie debió acabar en aquel final de la segunda temporada que por muy abierto que quedara era redondo para rematar la serie. Pero una vez más ganan los números y si una serie tiene audiencia cuesta finalizarla y necesitan sacar nueva temporada antes de un año, no vaya a ser que los fans se enfaden.

Profundizar en los sentimientos de los demás es algo que pocas series lo consiguen, por la supuesta falta de interés de los espectadores o por el pobre ingenio de los guionistas, pero The Affair lo hacía bien, y es una auténtica pena que hayan abandonado su punto fuerte, donde poder sacar más jugo. Sabemos lo que queremos de The Affair, y desde ahora también sabemos lo que no.


Aquí podéis encontrar nuestras críticas de la primera y segunda temporadas.

jueves, 15 de septiembre de 2016

QUARRY (Piloto)

Cinemax, 2016. Creada por Graham Gordy y Michael Fuller.

Nos gustaría no tener que hacer demasiadas comparaciones al empezar a escribir sobre una nueva serie porque eso podría distorsionar un poco la realidad de ésta y caeríamos en el error de no juzgarla simplemente por su valor propio. Pero éste no será el caso. El nuevo proyecto de Cinemax tiene muchos puntos en común con ese otro que “triunfó” en la cadena (o dicho de otra manera: supo encontrar su esencia y a su público y lo explotó a las mil maravillas durante cuatro temporadas) llamado Banshee. Como aquel, éste nos promete grandes dosis de acción y sexo, y no tener que usar demasiado la cabeza durante 50 minutos a la semana.



Ojo, porque el piloto dura 75 minutos, necesarios para ponernos en antecedentes, y está dirigido (al igual que los otros siete capítulos que forman la temporada) por un experto en el mundo de la pequeña pantalla, Greg Yaitanes (Banshee, Lost, House o Prison Break). En este episodio conocemos a nuestro protagonista, Mac Conway (Logan Marshall-Green), que a primera vista no le llega en carisma a la suela del zapato a Lucas Hood, un marine que acaba de llegar a EE.UU. de la guerra de Vietnam. Vuelve envuelto en una polémica por una de las misiones que tuvo que realizar allí, pero está dispuesto a empezar de cero con su novia y conseguir una vida tranquila en su pueblo, cerca de su compañero del ejército.

Las cosas pronto se tuercen. Su pasado le persigue (seguro que tendremos varios flashbacks importantes en adelante, al más puro estilo Banshee) y, para colmo, se le presenta The Broker (Peter Mullan) un mafioso que quiere contratar su servicios y que, automáticamente, nos recuerda al buena de Kai Proctor, con su Smithers particular incluido. Conway tiene que decidir qué hacer con una vida que es radicalmente opuesta a la que soñaba en el campo de batalla, la moralidad jugará un papel importante, pero sobre todo la supervivencia.


Banshee fue mi ‘guilty pleasure’ durante cuatro años. Siempre viene bien tener una serie con la que simplemente pases el rato, que te distraiga sin hacerte pensar lo más mínimo, sabiendo a lo que nos exponemos, igual que hacemos en muchas ocasiones con el cine, y Quarry tiene papeletas para convertirse en esa serie a partir de ahora.


Conclusión: Si sigue esta línea seguiré con ella, aunque no me produce ninguna simpatía el protagonista.